Hay quienes prefieren la cerveza extremadamente fría y los hay quienes tan solo la prefieren algo fresca. La temperatura correcta de la cerveza sigue, a día de hoy, siendo todo un misterio. Y dependerá, en gran parte, del tipo de cerveza que tomemos. Sin embargo, si acudimos a un bar cualquier y pedimos una caña de barril, ¿cuál es la temperatura correcta para servir una cerveza?

Entorno al mundo de las cervezas, existen toda una serie de teorías y creencias que hacen de éste, un tema tan amplio como sorprendente. Uno de los misterios más recurrentes gira en torno a la temperatura ideal que debe darse al dispensar una cerveza. Hay quienes la prefieren casi congelada, otros simplemente fresca, incluso los hay que la prefieren a una temperatura ambiente recién salida de las estanterías del supermercado de turno.  Pero, ¿cuál es la temperatura correcta para servir una cerveza?

Uno de sus máximos teóricos, Randy Mosher en su libro Tasting Beer afirma que por regla general, las cervezas fuertes se deben de tomar a una temperatura algo más templada que las ligeras. Y las cervezas claras más frías que las cervezas oscuras. Toda una eminencia en este sector  al que los más puristas le siguen a pies juntillas.  Pero, ¿cómo traducimos esta teoría en grados? Y lo que más importa, ¿si vamos a un bar, a cuántos grados deben servirnos una cerveza para que ésta conserve su potencial sabor?

Antes que nada, el establecimiento al que acudamos debe tener un enfriador de cervezas profesional. Y es que, para servir la cerveza a una temperatura adecuada es necesario contar con un tanque enfriador que se pueda ajustar a las necesidades de cada instalación. Los hay de diferentes tipos, desde una gama de enfriadores a modo de pequeños tanques portátiles para colocar sobre el mostrador hasta los más grandes de tamaño V400. Todos, lo más recomendable, construidos en acero inoxidable en la parte externa y con cuba interior de fibra de poliéster.

Pues bien, la temperatura correcta para servir una cerveza debe oscilar entre los 3 y los 13 grados Celsius.  Por debajo de los 3, se considera cuasi congelada y por encima de los 15, la malta de la cerveza se convierte en un líquido bastante insípido donde ésta pierde todo su atractivo para los amantes de la cerveza. Y es que, está comprobado que el frío provoca que el aroma auténtico de la cerveza quede mejor resguardado, mientras que el calor modifica tanto la textura como el sabor original de la cerveza.